Los dos criminales crucificados junto a Jesús, uno arrepentido y salvado, el otro sigue pagando por sus crímenes hasta el día de hoy y por siempre.

Los dos criminales crucificados junto a Jesús, uno arrepentido y salvado, el otro sigue pagando por sus crímenes hasta el día de hoy y por siempre.

“Llevaban con él a otros dos, que eran malhechores para ser muertos. Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda” Lucas 23 : 32 -33

“ Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.

 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?

 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.

 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.

 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.”

Lucas 23 : 39 – 43

Cuando Jesús estaba siendo crucificado, castigado injustamente pues no había cometido ningún crimen, junto a él había dos criminales crucificados, castigados con tortura y pena de muerte como castigo justo por sus crímenes y delitos.

Uno de los criminales se burlaba de Jesucristo, como no creía en él, y como ese criminal no creía en Dios, pues estando a pocos momentos de morir, ni aún así se arrepentía ni tenía temor de Dios, se burlaba de Jesús diciendo si realmente eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.

No conocía ó no había entendido que Jesucristo tenía que morir para pagar el castigo de los pecadores y para que Dios ejerciera justicia ya que el violar las leyes de Dios merece pena de muerte y castigo eterno.

Pero la ignorancia de las leyes de Dios y de su plan de salvación no exenta al criminal (al pecador) de que se le aplique la ley de Dios y Su justicia.

La actitud del otro criminal fue distinta, ese criminal si creyó en Jesús, lo cual es evidente cuando le reprocha al criminal burlón, que se burlaba de Cristo, cuando el castigo de Jesucristo en la cruz era injusto pues no había cometido mal alguno.

Este criminal reconoce que él mismo está recibiendo el justo castigo por sus crímenes y delitos. Pero creyendo en Jesús y a unos pocos momentos de morir, le pidió que se acordara de él, cuando viniera en su reino, evidencia de que este ladrón había oído de Jesús y sus predicaciones del reino de Dios y que Jesús había dicho que regresaría.

Creyendo en Jesús, fue salvo, tal como lo dijo Jesús que para ser salvo se requiere creer en él, no se requiere recitar ni rezar ninguna oración ó rezo específico como algunos creen, (Jesús no le pidió repetir ninguna oración ni rezo diciendo que lo “aceptaba” ni tampoco le pidió que fuera bautizado) , solo basta creer en él y luego el Espíritu Santo hace su obra para que la persona pueda nacer de nuevo, entre creer en Jesús y nacer de nuevo pueden ocurrir tan solo unos segundos, ó a veces años, pero eso es lo que enfatizó Jesús.

1-      Es necesario creer en Jesús para ser salvo “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” Juan 3 : 16

2-      Es necesario nacer de nuevo para entrar al cielo “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” Juan 3 :3 y Jesús vuelve a decirlo: “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” Juan 3 : 7

Ese mismo día que el criminal creyó en Jesús y murió estuvo con El en el paraíso, y está hasta el día de hoy en el cielo, mientras que el segundo criminal que no se arrepintió y no creyó en Jesús, pagó el precio por sus crímenes aquí en la tierra con la pena de muerte y siendo crucificado, desde ese día cayó al infierno y continúa hasta el día de hoy pagando el precio de sus delitos y transgresiones a la ley de Dios, siendo castigado y torturado en el infierno, aún hasta hoy y por siempre en el lago de fuego.

Un ladrón escogió no creer en Jesús lo cual significa pagar por sus propios crímenes a la ley de Dios, siendo castigado y torturado por siempre en el lago de fuego.

Pero el otro criminal creyó en Jesús de tal forma que a Jesús se le cargaron los pecados de él y Dios ejerció su justicia divina contra Jesús en lugar de aplicar Su justicia divina contra el criminal que creyó en Jesús.

Jesús es el justo que pagó por los pecadores que creen en él.

Si usted aún se pregunta porque Dios permite que ocurra el mal en este mundo, primero necesita entender por qué Dios permitió que Jesús (siendo el verbo de Dios hecho carne) siendo inocente y justo fuera crucificado como un criminal para que los pecadores que crean en él, puedan tener vida eterna.